Carlos Alcaraz sobrevivió a un infernal partido de octavos de final en la madrugada de este viernes ante Hubert Hurkacz (3-6/7-6(2)/7-6 (3)) y se hizo con un valioso billete para los cuartos de final del Masters 1.000 de Toronto. El murciano alteró las reglas naturales del deporte para meterse en el bolsillo un partido imposible con una remontada inverosímil, ante un rival superior sobre la veloz pista dura de Canadá, que no supo aprovechar los peores momentos del joven número uno mundial.
El duelo arrancó con aviso serio para un Alcaraz aún poco adaptado a la rápida superficie canadiense. Eligió restar en el sorteo, y a las primeras de cambio se encontró en el primer descanso del partido con el marcador a cero y un break en contra (0-3). Hurkacz empezó ejecutando el plan previsto, el de atacar con su solidez abrumadora al servicio, y Alcaraz le ayudó con su imprecisión. El murciano era incapaz de colocar bolas dentro de la pista en los escasos peloteos permitidos por su oponente.
El juego de Alcaraz no mejoró demasiado después de ese primer ‘autobreak’, aunque sí empezaba a advertir que le era más fácil sumar puntos en peloteos largos. Buscó la manera de forzarlos, pero solo era posible cuando tenía la oportunidad de iniciar los puntos con su servicio, pues los venenosos saques de Hurkacz a su revés seguían siendo incontestables.
Con ese dominio del servicio, y con una potencia desmedida cada vez que golpeaba desde dentro de la pista, Hubert no necesitó mucho más para cerrar una primera manga de sensaciones muy agridulces para Alcaraz. El número uno no encontraba recursos para salvar otra tarde complicada, la remontada iba a ser una empresa mucho mayor que la victoria en el debut ante Shelton. Y así fue.
Carlitos arrancó el primer set en la misma tónica, con break en contra en el primer turno de saque de la segunda manga. Un jarro de agua fría que parecía insalvable incluso para el imbatible Alcaraz, justo lo que necesitaba. La reacción fue total, su furia desmedida y la perplejidad del espigado polaco dieron a Carlos la oportunidad de volver a llevar la iniciativa en el marcador, y así fue hasta la llegada del tie break.
Eso sí, las sensaciones antes de inicio de la muerte súbita eran totalmente opuestas a las del inicio. En el escenario brillaba ahora un Alcaraz mucho más preciso que su oponente, menos certero este en los primeros saques. Solo la ausencia de las pizpiretas maniobras del murciano evitaron la resolución del set antes del amargo trago del desempate, donde se sabe que siempre suelen ganar los colosos de este deporte. Los nervios se comieron al gigante Hubert y Alcaraz forzó el tercer set.
Alcaraz había convertido sus pensamientos negativos en orden y dominio desde el fondo de la pista y, ahora sí, comenzó el despliegue de su habitual tenis arrollador para acabar con casi todas las esperanzas de victoria de su rival, o al menos eso parecía cuando el murciano se vio con 5-2 y pelota de partido al servicio. Pero el espectáculo no había llegado a su fin.
El de El Palmar se recreó en la sentencia de su indefenso rival, no acertó en el momento clave y se hundió ante un Hurkacz con ganas de reclamar un partido que en casi todas sus fases fue suyo. Lo hizo encadenando cuatro juegos seguidos y forzando a Alcaraz a ganar su saque para disputar el tie break definitivo. Y en las puertas del infierno, Alcaraz volvió a confirmar la norma no escrita.
«You know» (tú sabes) escribió irónico en el cristal de la cámara Alcaraz. Nadie -ni él- sabe cómo con un tenis deficiente pudo revertir la lógica del deporte, esa en la que también se contempla la derrota, para mantener su racha de invencibilidad (no cae desde la semifinal de Roland Garros).
El murciano ha tenido dos serios avisos, y esta noche le espera Tommy Paul en cuartos. En la misma tónica empezó Queen’s y acabó levantando ese trofeo y el que esperaba detrás, Wimbledon, así que solo él sabe lo rápido que podría adaptarse a una pista complicada en su regreso a la competición en el continente americano.